CHARLIE CHAPLIN, EL GENIAL POETA DEL HUMOR


Charlie Chaplin, actor, director, compositor y productor inglés fue  el pequeño hombre de las tres “b” que le definen como una caricatura en blanco y negro  (bombín, bigote y bastón); siempre vestido de oscuro, con una sempiterna mueca de tristeza velada por una tímida sonrisa, hizo una revolución personal y única en el humor de principios del siglo XX que ha llegado hasta hoy como un precioso legado artístico que perdura hasta nuestros días y lo seguirá haciendo en el futuro, generación tras generación, porque los espectadores quedamos fascinados por la humanidad que se desprende del genial personaje Charlot que creó el hombrecillo triste que sabía hacer reír al público y llevarlo hasta las lágrimas, porque conocía y manejaba a la perfección los difíciles resortes del humor que él llevó hasta la perfección nunca igualada, tanto en sus películas como en sus actuaciones personales,.  Y en todas ellas mostraba la capacidad de un genio para crear obras maestra  propias de  un  talento insuperable que le ha hecho ser un referente obligado de la cinematografía mundial.
            Su verdadero nombre era Charles Spencer Chaplin y fue hijo de padres actores y cantantes de variedades de origen judío que obtuvieron en su momento un cierto éxito, especialmente la madre, Hannah Hili, hija de un zapatero remendón, igualmente de menuda como su famoso hijo y con una bonita voz. El nacimiento de Charles  se produjo,en un mal momento que sufría su familia, tras el abandono del padre que dejó a  mujer e hijos para seguir el rastro alcohólico de su adicción etílica, lo que dejó a la madre al cuidado de sus dos  hijos Sidney y Charles, cuando estaba en plena ascensión en su carrera artística, con el nombre de Lily Harvey, aunque ya empezaba a tener problemas por fallarle la voz, lo que se agravó en plena actuación en Aldershot en la que su voz se quebró en mitad de una canción. Fue entonces cuando el pequeño Charles, de sólo cinco años, fue empujado al escenario por el empresario, y sin amedrentarse tuvo la genial idea de imitar a su madre no sólo en la voz, sino también en el desmayo final entre las risas del público que asistía divertido ante la actuación del pequeño niño que ya mostraba el talento cómico y la capacidad de improvisación de todo ser tocado por la mano de la inspiración y el talento artístico.

 El fracaso provocado por el fallo  vocal y los problemas económicos fueron determinantes para quebrar la salud mental de Hanna Hilkl que empezó a mostrar señales inequívocas de enajenación mental. Por ese motivo, tanto la madre como los niños pasaron a vivir en un asilo, y los dos hermanos pudieron asistir, por un corto plazo de tiempo, a la escuela para niños pobres de Hanwell, y allí los hermanos Chaplin empezaron a someterse a la rígida disciplina y también a sufrir las humillaciones y burlas de los niños con mejores recursos económicos.Toda esta orfandad y, míseria desamparada aparecen refeljadas  en sus películas porque fue el marco que rodeó su difícil niñez en la que las privaciones constantes y la penuria fueron sus únicos acompañantes .Especialmente, cuando su madre fue internada en un manicomio, en 1896, fue cuando los hermanos Chaplin se sintieron doblemente huérfanos del cariño y protección paternales.

Fue al año siguiente cuando Charlie comenzó a actuar en compañías teatrales de poco renombre como actor infantil. En 1910,  decidió marchar a EE.UU. en gira con la compañía para la que trabajaba y se quedó a vivir en dicho país definitivamente dos años después.

Su debut en el cine no llegó hasta 1913 en películas de la Keystone, de Mack Sennett. Aunque el personaje del vagabundo de andares típicos, pantalones anchos, zapatos imposibles, bombín, bigote y bastón de bambú que configuran al personaje, no apareció hasta 1914, en  la película Carreras de autos para niños (o Carreras sofocantes) y fue protagonista de más de 60 películas, entre las que se incluye  El vagabundo (o Charlot vagabundo, en 1915).  en las que llenaba la pantalla con la ternura infinita de un personaje que tocaba todos los registros de una humanidad frágil y vulnerable pero siempre rebelde ante la injusticia y los abusos que siempre padecían y padecen los más débiles, ante los que mostraba siempre una actitud compasiva que le hacía ser admirado y querido por el público.

 En 1915, se asoció a la compañía Essanay y, posteriormente con la Mutual y con la First National, hasta conseguir tener sus propios estudios en Hollywood, en 1918, el sueño dorado de cualquier actor y director, lo que le permitía poder llevar a cabo sus proyectos en total libertad. Fundó, en 1919, junto con Mary Pickfford, Douglas Fairbanks y D.W. Griffith la productora United Artists corporation, en la que permanecería hasta 1952.

 Aunque la relación de su filmografía se puede ver  a continuación de este artículo, se puede afirmar que sus  películas más importantes como actor, director y productor fueron las rodadas en el cine mudo con los títulos: El chico (1921), El peregrino (1924), La quimera del oro (1925), El circo (1928), Luces de la ciudad (1931) y Tiempos modernos (1936 que fueron todas ellas récords de taquilla, a pesar de que se habían rodado cuando ya había aparecido y estaba en pleno auge el cine sonoro. Los títulos posteriores fueron El gran dictador (1940), Monsieur Verdoux (1947), en la que aparece por última vez  al personaje de Charlot,  Después, le siguieron Candilejas (1952) y Un rey en Nueva York (1957).  Además dirigió sin protagonizarlas, Una mujer de París (1923) y La condesa de Hong Kong (1967), protagonizada por Sofía Loren y Marlon Brando, donde hace un pequeño papel. Es autor, además de la  música de la mayoría de sus películas, en un alarde de creatividad único en la cinematografía mundial.,


A pesar de su éxito mundial, a  finales de la década de los 40 y principios de los 50, Chaplin  fue víctima de la persecución del Comité de Actividades Antiamericanas, por su tendencia ideológica de izquierdas. Por ese motivo, abandonó Estados Unidos, en 1952, para  residir en Suiza. Sin embargo,  volvió en 1972 brevemente para recibir varios premios, entre ellos un Oscar honorífico por sus contribuciones a la cinematografía.
            
Chaplin supo crear y amalgamar con absoluta perfección el estilo de interpretación muy personal que provenía del típico payaso de circo, aunándolo con el de mimo, creando así una fusión en la que se destaca la expresividad gestual, la agilidad acrobática no exenta de elegancia y la elocuencia facial, todo ello dotado de un ritmo insuperable. ¨Todas estas excelentes características se ven conjuntamente en el pequeño vagabundo Charlot, personaje que encarna un símbolo universal de la más absoluta e irrenunciable individualidad que sigue indemne a pesar de todas las pruebas, calamidades y desgracias que siempre persiguen a todos los soñadores que no se resignan a la injusticia social y a la crueldad humana.  Sus armas con las que combate a la  gran farsa del mundo es la crítica a través de la más sublime comedia en la que se encuentran ecos de la tragedia clásica pero en lenguaje moderno y  con el sabio uso del humor más puro, unido a  las dotes interpretativas de Chaplin y su profundo conocimiento del alma humana que se ponen de manifiesto en los guiones que escribía, en los que late la más absoluta autenticidad de un poeta que denuncia a la sociedad en la que vive, pero, en vez de utilizar el verso, utiliza el humor como arma imbatible para denunciar la injusticia, el dolor y la fragilidad de toda vida humana y así poder conjurarlo y derrotarlo a través de la sátira y el patetismo melodramático; pero, también y especialmente,  con el siempre manifestado amor  hacia el ser humano y a su libertad irrenunciable.

Todo este bagaje de genio creador e interpretativo le dio fama universal, a la que no pudo vencer la irrupción del cine sonoro en 1920 que, al utilizar el sonido de los diálogos, podría haber sido fatal para anular la pantomima, recurso interpretativo del que dependía en gran manera su propia creación. En esa época también se acrecienta su preocupación por los graves problemas políticos y sociales de esos años,  hecho que le fue llevando paulatinamente a dejar el papel del vagabundo, lo que  hizo en 1947 como ya se ha indicado, para encarnar a personajes concretos. El inicio de esa nueva etapa lo marca la película titulada El gran dictador, film en el que ya utiliza los recursos del cine sonoro por primera vez

Es autor también de dos libros Mi autobiografía (1964) y Mi vida en el cine (1975).

Murió el día de Navidad de 1977, en Corsier-Sur-Vevey, Suiza., donde residía con su  cuarta y definitiva esposa, Oona O’Neill, hija del famoso dramaturgo irlandés Eugene O’Neil,l  con la que tuvo seis hijos, entre ellos la actriz muy conocida en España, Geraldine Chaplin.



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