ELVIS PRESLEY, EL BLANCO QUE CANTABA COMO UN NEGRO
Ana Alejandre
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Elvis Presley |
Cantante
y actor estadounidense (Tupelo (Mississipi), 8 de enero de 1935- Memphis, 16
de agosto de 1977) cantante y actor al que llamaban «el Rey del rock and roll»
o simplemente «el Rey», fue no sólo un icono cultural, sino que después de su
temprana muerte, se convirtió en un mito al igual que otros artistas que
murieron jóvenes como Marilyn Monroe o James Dean.
Con
sólo 19 años comenzó su fulgurante carrera musical en la que conocería el éxito
de multitudes, convirtiéndose en el mejor cantante del rock and roll, -además
de haber hecho popular la música afroamericana-, y en un símbolo sexual para millones de fans
de los cinco continentes.
Fue
llamado a filas en 1958. Durante su estancia en el campo de instrucción en
EE.UU., su madre murió prematuramente, a los 46 años, por una insuficiencia
cardíaca. Su muerte desoló profundamente a Elvis que estaba muy unido a ella y
con la que tenía una relación basada en la mutua confianza que les llevaba a
llamarse con motes cariñosos. Después, durante su estancia en Alemania, donde
fue destinado por el ejército para continuar su servicio militar, conoció a la
que sería su esposa, por entonces una adolescente de 14 años, Priscilla Beaulieu, con la que se casaría en 1967 y se divorciarían en 1973, y de cuyo
matrimonio nació una niña que después, paradojas del destino, sería la esposa
por breve tiempo de otro cantante famoso e idolatrado que murió muy joven
también, como fue Michael Jackson
Volvió a retomar su carrera artística en
1960, una vez finalizado el servicio militar. En ese año su apoderado durante
dos décadas, Tom Parker, le convenció en la década de los sesenta para que se
dedicara más al cine y a grabar bandas sonoras que a la música en directo, no
volviendo a los escenarios para dar conciertos hasta 1968, en un especial de
televisión que le valió varias giras musicales más tarde y conciertos en Las
Vegas.
En
1973 dio un concierto retransmitido vía satélite, Aloha from Hawaii que fue visto por más de 1.500 millones de espectadores en todo el
mundo, lo que le catapultó aún más al podio de la fama universal.
Deslumbrado
por el éxito y espoleado por sus muchos compromisos musicales y cinematográficos,
a lo que se sumaba su propio fracaso matrimonial que le dejó desolado, comenzó
a resbalar por la escarpada pendiente del consumo de alcohol, drogas,
barbitúricos y medicamentos que lo convirtieron en un hombre sólo, derrotado
por su propia fama, su vida personal y sentimental inestable, con diferentes
amantes sucesivas después de su divorcio, y por su soledad absoluta aunque
permanentemente estaba rodeado de gente que vivía de él y lo consideraba una
fuente inagotable de dinero, la llamada "mafia de Memphis".
Su aspecto físico se transformó -aunque conservaba las largas patillas que eran su marchamo de identidad personal-, en una imagen deformada por el aumento de peso, el
abotargamiento de las facciones que lo convertían en una caricatura de sí
mismo, del hombre que luchaba desesperadamente para seguir manteniendo el
control de su vida, sabiendo que ya estaba herido de muerte, mientras recibía
las ovaciones del público que le seguía fielmente en sus actuaciones, enfundado
en sus trajes blancos de flecos y bordados con lentejuelas de colores que
trataban de imitar a los famosos trajes de cowboy, en versión festiva y de
espectáculo.
Elvis
Presley, el blanco que cantaba como un negro, murió en pleno y caluroso mes de
agosto de 1977, ya sin el respaldo protector de sus guardaespaldas que le
acompañaban desde sus inicios musicales, porque su padre decidió despedirles
por ser bruscos con los fans, lo que valió a Elvis muchas demandas, aunque
también se corría la voz que los había despedido por hacer demasiadas
declaraciones sobre la grave drogadependencia de Elvis.
Elvis
Presley fue el cantante más completo del panorama musical estadounidense del
siglo XX, porque dominaba todos los géneros musicales, entre ellos el country, el pop, las baladas, el gospel y el blues,
demostrando que en sus genes se mezclaban sus orígenes escoceses, irlandeses,
alemanes y hasta los que provenían de una tatarabuela india cherokee. Llegó a ser conocido, por sus
movimientos sensuales que despertaban el entusiasmo del público en sus
actuaciones, y ser llamado "Elvis, la pelvis", lo que le molestaba
profundamente.
Su voz de infinitos
registros se sigue oyendo en las innumerables grabaciones de discos que dejó,
sus conciertos grabados, películas, actuaciones en radio y televisión, dejando
el profundo eco de una voz portentosa que parecía clamar desde el micrófono la
triste realidad de un hombre que, habiéndolo tenido todo, no tenía nada más que
la soledad y la sensación de derrota íntima y personal que le llevó a buscar
consuelo, olvido de sus fantasmas interiores y la seguridad perdida, en las
drogas, los barbitúricos y el alcohol, en una constante huida, aunque nunca
llegó a ninguna parte que no fuera el centro de su propia y absoluta soledad
que lo mató, famoso, millonario, premiado y reconocido por todos, pero el éxito
no pudo nunca ofrecerle la felicidad que le negaban sus continuos fracasos
sentimentales y la sensación de que todo lo que había conseguido no valía nada
en comparación con lo que había perdido por el camino, por esa senda estrecha y
escarpada donde fue cosechando éxitos, dinero, fama y soledad, al mismo tiempo,
en un cóctel peligroso y mortal de necesidad.
Su casa de
Memphis, en la que quedó sumido en la inconsciencia de la que no despertó
jamás, ahora es un lugar de peregrinación, como si de un santuario se tratara,
visitado por cientos de miles de fans cada año que siguen produciendo
incontables ganancias para sus herederos, que viajan desde todo el mundo para
llegar, ver y tocar la suntuosa casa en la que vivió y murió un mito al que
adoran, lugar en el que están expuestos sus discos de oro y platino, premios,
trajes, fotos, recuerdos de una vida malograda que consiguió el éxito, pagando
por ello un precio demasiado caro, porque Elvis sólo existía sobre un
escenario, recibiendo el aplauso del público, pero que después se apagaba igual
que los focos al terminar el espectáculo en el que se había convertido su
propia vida, la que quedó inerte definitivamente en ese sueño eterno en el que
se sumergió, por efecto de las drogas y los medicamentos y por el peso de la
propia fama que terminó aplastándolo, poniendo fin al hombre para que naciera
el mito que ahora es y será siempre, inmutable y eterno, en el Parnaso del que
nunca bajará para convertirse de nuevo en un ser mortal, pleno de
contradicciones y miedos que lo llevaron a la muerte.
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